Proyecto Catecumenal DYA

El proyecto que presentamos a lo largo y a lo ancho en esta web se justifica desde un cuádruple ángulo: el sociológico, el teológico-pastoral, el catequético y el editorial.

1) ÁNGULO SOCIO-RELIGIOSO. Es bien sabido que la realidad que vive la fe cristiana en España ya no responde a lo que se ha convenido en llamar “estado de cristiandad”, sino a una creciente secularización. Baste constatar que la mayoría de los medios de comunicación actuales (TV, radio, cine, canciones, móviles, etc.), cuya fuerza de penetración es enorme, trasmiten “valores” que son claramente acristianos o anticristianos, lo cual es ostensible en sus mensajes sobre las relaciones sexuales extraconyugales, la ideología de género, el control de natalidad, la fecundación artificial, el aborto, el divorcio, etc.

Todo esto explica que si, hasta hace algunas décadas, la fe se “mamaba” en familia, hoy eso ya no se da en la mayoría de los casos. Así tenemos que, mientras los abuelos de más de sesenta/setenta años son practicantes habituales o periódicos, sus hijos de menos de 45 años y sus nietos ya no son practicantes en un altísimo porcentaje.

Para comprobarlo, basta asomarse a una misa de un domingo en la ciudad, en la montaña o en la playa y contar cuántos están presentes de 15 a 45.

Es verdad que todavía bastantes matrimonios de menos de 45 piden el Bautismo, la Primera Comunión y, en menor medida, la Confirmación para sus hijos; pero lo hacen más por inercia social que por motivos de fe, sin que ésta esté completamente ausente.

Por otra parte, está creciendo considerablemente el número de niños cuyos padres no piden el sacramento del Bautismo para sus hijos y como consecuencia –hablamos de España- cerca del 50% de los niños que nacen no son bautizados. Algunos padres de estos niños piden el Bautismo para sus hijos cuando se acerca la edad de la Primera Comunión, que todavía es una amplia costumbre social en España. En casi todas las diócesis hay un pequeño grupo de estos niños.

2) ÁNGULO TEOLÓGICO-PASTORAL. La gran tradición teológica, litúrgica y pastoral de la Iglesia ha sostenido siempre que el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía están íntimamente vinculados. De hecho, durante los primeros siglos se conferían estos tres sacramentos en una misma celebración, no solo para los adultos, sino también en el caso de los niños, y así continúa haciéndose en la Iglesia Oriental. En la Iglesia Católica se verifica en el caso del Bautismo de adultos.

Por diversas circunstancias, con el paso de los años aparecieron dos fenómenos en la iniciación cristiana de los niños: la acentuación excesiva de la distinción de cada uno de los tres sacramentos –cada uno con su propia “autonomía”- y el desplazamiento de la Confirmación al final de este proceso de iniciación, con el consiguiente oscurecimiento de la Eucaristía como culminación de la Iniciación cristiana.

Desde hace unos años, ambos extremos se están revisando y se afianza esta doble idea: es preciso recuperar la unión que existe entre los tres sacramentos de la Iniciación como partes de un todo y debería situarse la Eucaristía al final de todo el proceso. En algunas diócesis de España se ha adelantado la edad de la Confirmación a los siete/nueve años, haciendo que la Primera Eucaristía concluya todo el proceso de iniciación cristiana.
3) ÁNGULO CATEQUÉTICO. A partir, sobre todo, de la publicación del Directorio General de catequesis (1997) se inició una profunda revisión de la catequesis tradicional, que primaba la trasmisión de conocimientos religiosos según un modelo escolar, y se ha ido abriendo paso lentamente una cierta renovación metodológica de inspiración catecumenal.

Esta orientación la confirma y refuerza el nuevo “Directorio para Catequesis” de 2020 (cf., por ejemplo, los nn. 61 al 65 y los nn. 242 y 243) en el que, junto a los contenidos, se habla de procesos, celebraciones, testimonios y prácticas de vida cristiana.

Esta orientación catecumenal se hace más fuerte cuando dicho Directorio propone que el modelo de toda catequesis es el catecumenado bautismal, es decir la formación específica que conduce al adulto convertido a la profesión de fe bautismal en la noche pascual.

El nuevo Directorio señala en el n. 242 que sería muy apropiada una iniciación cristiana establecida según el modelo de formación del catecumenado, pero con criterios, contenidos y metodología adecuados para los niños.

Ahora bien, en este modelo se dan los siguientes elementos: fe y conversión (por eso, la necesidad de partir de la Sagrada Escritura), contenidos de la fe, celebración, prácticas de vida cristiana, todo ello tendente a hacer cristianos, más que receptores de sacramentos.

En este modelo, no se prepara a una persona para recibir éste o el otro sacramento sino para que descubra, acepte y siga a la Persona de Jesucristo.

En una Jornada Nacional del Catecumenado (Madrid, 4-5 de abril de 2016), monseñor José Rico Pavés (actual obispo de Jerez y Presidente de la Comisión para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado) decía en sus palabras de clausura: “El modelo de toda la iniciación cristiana es el catecumenado de adultos. Por tanto, la iniciación cristiana de niños ha de hacerse según este esquema de ideas y de modelos (catecumenales): etapas, ritos, procesos”. Y concluía con estas palabras: “Estamos en una nueva Iglesia: no de cristiandad sino de evangelización y misión. Hay que mirar al futuro y no al pasado”.

4) ÁNGULO EDITORIAL. Estas palabras me parece que trazan el camino editorial que hay que iniciar. En este sentido, valdría la pena recordar lo que dijo el director general saliente de una multinacional, refiriéndose al reto que tenía ante sí el director general entrante: “La demanda no crea la oferta sino que es la oferta la que crea la demanda, y el que no lo percibe, se queda fuera”. La demanda está ahí: los cientos de niños en edad catequética que piden el bautismo y los millares y millares de niños que recibieron el Bautismo al poco de nacer pero que viven como si fueran paganos.
Hay una necesidad urgente de una catequesis de inspiración catecumenal que tienda a hacer cristianos a todos esos niños y a los que vendrán en un futuro próximo. Son muchísimos los niños bautizados de hoy que necesitan ser educados en la fe como si no estuvieran bautizados, ya que viven en un ambiente familiar en el que no se les ha transmitido la fe. Sería tarea de los párrocos discernir qué niños bautizados están en condiciones de recibir la catequesis tradicional y qué niños necesitan ser educados en la fe como si no hubieran recibido el sacramento del Bautismo.
El objetivo primario de este proyecto no es ilustrar una fe que se presupone sino iniciar en la fe y formar niños y jóvenes en esa misma fe. Eso explica que el libro-base no sea el Catecismo sino la Sagrada Escritura. Los contenidos del Catecismo, ciertamente, están integrados, pero no es el “libro de ruta”. El libro de ruta es la Palabra de Dios, única que puede suscitar la fe. El horizonte que contempla no es la trasmisión de saberes sobre la Iglesia, el Credo, los Sacramentos, los Mandamientos, la oración, sino que el niño o adolescente descubra la Persona de Jesucristo, se adhiera a Él mediante la lectura y reflexión sobre su Palabra y la recepción de los sacramentos; se identifique con Él por la práctica de sus enseñanzas; y celebre esa adhesión y ese seguimiento en la liturgia. En definitiva este proyecto se propone realizar una catequesis viva que inicie a los niños y adolescentes en la fe y en la vida cristiana (Cf. n. 62 del Directorio para la catequesis).

La inspiración catecumenal también permite reconsiderar el papel primordial de la familia y de toda la comunidad hacia los más pequeños (Cf. Directorio, n. 242). Por eso, en nuestro proyecto se da una gran importancia a la Catequesis Familiar, pues los padres –aunque sean familias irregulares y desestructuradas- son los primeros catequistas de sus hijos y requieren una atención muy especial. Este aspecto deberá concretarse y desarrollarse muy bien en cada etapa del Proyecto.

Es un proyecto, por tanto, de futuro y de largo alcance. No es un sueño ni una quimera, porque se parte de la realidad de la nueva situación que vive el cristianismo en Europa y, más en concreto, en España y se trata de entenderla a la luz del nuevo Directorio para la catequesis y de darle una respuesta adecuada.

José Antonio Abad y Pedro de la Herrán

Proyecto Catequesis de Orientación Catecumenal