Recursos para la Catequesis

PRESENTACIÓN

Apartado al cuidado de D. Jesús Azcárate.

San Josemaría Escrivá, solía contar la historia de la madre de un hijo aviador, el cual, antes de irse a volar, recibía de ella un maternal consejo: ¡Hijo mío, no te olvides de volar despacio y bajito! No hace falta explicar que proceder de acuerdo con ese consejo es muy peligroso, pues, ¿te imaginas lo que sería un avión comercial gigantesco, con quinientos pasajeros a bordo, volando muy despacio, a sólo cincuenta metros de altura, sobre la zona céntrica de una gran ciudad? La mamá del aviador retrata la actitud de aquellos padres con escasas aspiraciones espirituales que animan a sus hijos a volar como “aves de corral” en vez de hacerlo como las “águilas”.

Los padres, ante un hijo que pretende ser fermento en el mundo en vez de masa, deben apoyarlo y animarlo, y no incitarlo a una vida con proyectos espirituales mediocres ni a olvidarse que si bien los cristianos somos hijos de un padre y una madre, fundamentalmente somos hijos de Dios, pues cada hijo viene al mundo porque Dios le ha infundido el alma y con ella la vida para llevar adelante designios únicos e irrepetibles sin los cuales la propia vida perdería su auténtica personalidad.

La edad no es impedimento para aspirar a la santidad y esto es lo que nos han mostrado los niños y jóvenes que van a ir apareciendo en esta sección. Ellos son una pequeña muestra de tantos miles (¡millones!) de niños y de jóvenes que destacaron ayer y siguen destacando hoy por su testimonio de piedad, fidelidad y amor a Jesucristo y entrega a los demás.