Proyecto Catecumenal DYA
El proyecto que presentamos a lo largo y a lo ancho en esta web se justifica desde un cuádruple ángulo: el sociológico, el teológico-pastoral, el catequético y el editorial.
Todo esto explica que si, hasta hace algunas décadas, la fe se “mamaba” en familia, hoy eso ya no se da en la mayoría de los casos. Así tenemos que, mientras los abuelos de más de sesenta/setenta años son practicantes habituales o periódicos, sus hijos de menos de 45 años y sus nietos ya no son practicantes en un altísimo porcentaje.
Es verdad que todavía bastantes matrimonios de menos de 45 piden el Bautismo, la Primera Comunión y, en menor medida, la Confirmación para sus hijos; pero lo hacen más por inercia social que por motivos de fe, sin que ésta esté completamente ausente.
Por otra parte, está creciendo considerablemente el número de niños cuyos padres no piden el sacramento del Bautismo para sus hijos y como consecuencia –hablamos de España- cerca del 50% de los niños que nacen no son bautizados. Algunos padres de estos niños piden el Bautismo para sus hijos cuando se acerca la edad de la Primera Comunión, que todavía es una amplia costumbre social en España. En casi todas las diócesis hay un pequeño grupo de estos niños.
Por diversas circunstancias, con el paso de los años aparecieron dos fenómenos en la iniciación cristiana de los niños: la acentuación excesiva de la distinción de cada uno de los tres sacramentos –cada uno con su propia “autonomía”- y el desplazamiento de la Confirmación al final de este proceso de iniciación, con el consiguiente oscurecimiento de la Eucaristía como culminación de la Iniciación cristiana.
Esta orientación la confirma y refuerza el nuevo “Directorio para Catequesis” de 2020 (cf., por ejemplo, los nn. 61 al 65 y los nn. 242 y 243) en el que, junto a los contenidos, se habla de procesos, celebraciones, testimonios y prácticas de vida cristiana.
Esta orientación catecumenal se hace más fuerte cuando dicho Directorio propone que el modelo de toda catequesis es el catecumenado bautismal, es decir la formación específica que conduce al adulto convertido a la profesión de fe bautismal en la noche pascual.
El nuevo Directorio señala en el n. 242 que sería muy apropiada una iniciación cristiana establecida según el modelo de formación del catecumenado, pero con criterios, contenidos y metodología adecuados para los niños.
Ahora bien, en este modelo se dan los siguientes elementos: fe y conversión (por eso, la necesidad de partir de la Sagrada Escritura), contenidos de la fe, celebración, prácticas de vida cristiana, todo ello tendente a hacer cristianos, más que receptores de sacramentos.
En una Jornada Nacional del Catecumenado (Madrid, 4-5 de abril de 2016), monseñor José Rico Pavés (actual obispo de Jerez y Presidente de la Comisión para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado) decía en sus palabras de clausura: “El modelo de toda la iniciación cristiana es el catecumenado de adultos. Por tanto, la iniciación cristiana de niños ha de hacerse según este esquema de ideas y de modelos (catecumenales): etapas, ritos, procesos”. Y concluía con estas palabras: “Estamos en una nueva Iglesia: no de cristiandad sino de evangelización y misión. Hay que mirar al futuro y no al pasado”.
La inspiración catecumenal también permite reconsiderar el papel primordial de la familia y de toda la comunidad hacia los más pequeños (Cf. Directorio, n. 242). Por eso, en nuestro proyecto se da una gran importancia a la Catequesis Familiar, pues los padres –aunque sean familias irregulares y desestructuradas- son los primeros catequistas de sus hijos y requieren una atención muy especial. Este aspecto deberá concretarse y desarrollarse muy bien en cada etapa del Proyecto.
Es un proyecto, por tanto, de futuro y de largo alcance. No es un sueño ni una quimera, porque se parte de la realidad de la nueva situación que vive el cristianismo en Europa y, más en concreto, en España y se trata de entenderla a la luz del nuevo Directorio para la catequesis y de darle una respuesta adecuada.
José Antonio Abad y Pedro de la Herrán
( 3 A 6 AÑOS )
NOVEDAD
Un método eficaz para transmitir la fe a los hijos. La fe se refuerza en los padres cuando la transmiten a los hijos desde pequeños.
( 6 A 10 AÑOS )
( 10 A 14 AÑOS )