NENNOLINA

El Romano Pontífice, Benedicto XVI, dio el primer paso decisivo para su canonización al proclamarla venerable el 17 de diciembre de 2007. Su vida es un valioso testimonio de santidad para los niños enfermos que sufren severas limitaciones y dolores, porque Nennolina supo ser una niña feliz por medio de su severa enfermedad. En 1981 el Tribunal para las Causas de Canonización emitió una Declaración dejando en claro que también los niños pueden realizar actos heroicos de fe, esperanza y caridad, por lo que también pueden ser elevados a los altares. Tres días después de haber sido declarada venerable, Benedicto XVI dijo: En su brevísima vida, de tan sólo seis años y medio, demostró una fe, una esperanza y una caridad vibrantes, así como las demás virtudes cristianas. Su vida, tan sencilla y, al mismo tiempo, tan importante, demuestra que la santidad es para todas las edades: para los niños y para los jóvenes, para los adultos y para los ancianos. Es decir, cada etapa de nuestra vida puede ser propicia para decidirse a amar a Jesús en serio, y para seguirlo fielmente. Nennolina en pocos años escaló la cumbre de la perfección cristiana a la que todos hemos sido invitados a subir, y recorrió velozmente la «autopista» hacia Jesús. Nennolina ahora, desde el Cielo, está cerca de vosotros. Aprended a conocerla y a seguir sus ejemplos”.
La señal del cristiano no es la cruz, sino la dignidad con que llevamos la cruz. Cruces tenemos todos, incluso los niños; pero no todos sabemos llevarlas por igual. En la cruz, junto al Señor, hubo dos ladrones, uno que aceptó la sentencia con dignidad (nosotros recibimos la justa recompensa, pero Éste, ningún mal ha hecho), y otro que se rebelaba enojado. Hay quienes aceptan con serenidad la enfermedad y dan testimonio de la superioridad del espíritu humano, mientras otros, que consideran que felicidad y limitaciones físicas son incompatibles…, pregonan la eutanasia.
