Alexia

Kizito

Kizito nació en 1872 en un país africano llamado Buganda, actual Uganda. En aquella época, los mejores jóvenes del reino eran llevados al palacio del rey, donde se preparaban para ser militares o gobernantes y Kizito fue nombrado paje del rey.

Kizito conoció la fe cristiana a través de los Padres Blancos, religiosos misioneros; y se convirtió en un fiel seguidor de Jesús. Uno de los jefes de los pajes reales era Carlos Lwanga. Era cristiano y buen cumplidor de sus deberes y se dedicaba a enseñar a los pajes a hacer muy bien sus tareas, pero les recordaba que lo primero de todo es Cristo.  Casi todos los chicos jóvenes que estaban a su cuidado se convirtieron a la fe y se estaban preparando para recibir el bautismo.

Entre ellos estaban dos amigos: Kizito y Kamyuka, ambos de 13 años, el primero es de carácter audaz y alegre, y el segundo, un gran corredor, hijo del verdugo mayor.

En 1885, el rey de Buganda comenzó una brutal persecución contra los cristianos. Los jóvenes pajes de su corte recientemente bautizados se dieron cuenta perfectamente de que corrían un enorme peligro, por lo que su maestro Carlos Lwanga empleó aquellas últimas horas de libertad preparando a sus compañeros para el martirio, rezando con ellos por un largo tiempo. El Rey -les dijo- nos ha ordenado con frecuencia abandonar nuestra religión. Mañana lo hará otra vez. Entonces seguidme todos y confesad vuestra fe sin miedo alguno. Y ocurra lo que ocurra, no dejéis de rezar.

Alexia

Kizito vio morir a uno de sus amigos, lo que le llenó de un miedo enorme y temblaba sin poder controlarse. Entonces su maestro le animó con estas palabras: No te preocupes del futuro, cuando llegue el momento difícil te cogeré de la mano y si tenemos que morir por Jesús, moriremos los dos juntos, con las manos enlazadas. A continuación decidió bautizar a los que aún no habían recibido este sacramento, entre los cuales se encontraba Kizito, además de sus amigios Mugagga, Mbaga, Gyavira y Weraba. ¡Todos se llenaron de una inmensa alegría!

Al día siguiente, 3 de junio de 1886, los dos murieron martirizados. Kizito tenía trece años.

Carlos, Kizito y otros veinte mártires ugandeses fueron declarados santos en 1964. El día de su fiesta, 3 de junio, cientos de miles de católicos ugandeses y de otros países africanos peregrinan al santuario de Namugongo, en Uganda, para rezar juntos. Este templo fue construido en el lugar donde Kizito y sus compañeros dieron su vida por Jesús.

Alexia