Alexia

María Goretti

María Goretti nació el 16 de octubre de 1890 en Corinaldo (Italia). Era la tercera de una familia de siete hermanos en el seno de una familia pobre y campesina. Por su situación económica tuvieron que cambiar de lugar de residencia en varias ocasiones, hasta que por fin se quedaron a vivir en un pueblecito, pero entonces ocurrió una desgracia: su padre murió cuando ella tenía solamente 9 años, y por ese motivo su madre se puso a trabajar, dejando la casa y el cuidado de los hermanos más pequeños al cargo de María.

Todas las semanas, sin falta, la  niña  asistía a clases de catecismo, para conocer mejor a Jesús, y todos los domingos asistía a misa, recibiendo  con verdadero amor a Cristo presente en la Eucaristía. Cuando comulgaba solía repetir una oración que le había enseñado su madre: 

«Señor, antes morir que pecar».

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Junto a la casa de María Goretti vivía un chico de veinte años, llamado Alejandro Serenelli, que comenzó a fijarse en la adolescente. Alejandro la tentó dos veces para pecar con él, pero ella le rechazaba, recordándole que lo que él quería hacer era un pecado muy grave.

El propio Alejandro contó como fue el martirio de María Goretti. La muerte sucedió así: … me acerqué a María y la invité a entrar en casa. Ella no me respondió, ni se movió siquiera. Entonces la agarré casi brutalmente por un brazo y, al resistirse, la arrastré dentro de la cocina, que era la primera dependencia de la entrada… Ella intuyó inmediatamente que yo quería repetir el intento de las dos veces anteriores y me decía: “No, no. ¡Dios no lo quiere! Si haces eso, irás al infierno”. Yo entonces, viendo que no quería consentir de ningún modo, me puse furioso y tomando un punzón empecé a golpearla en el vientre… Recuerdo haber visto sangre también en sus vestidos y  comprendí perfectamente que la había herido de muerte. Arrojé el arma tras el arcón y me retiré a mi habitación; me cerré dentro y me tumbé en la cama.

Antes de morir, al ser preguntada si perdonaba a su agresor, respondió: Sí, por amor de Jesús lo perdono, y quiero que venga conmigo al paraíso. De corazón le perdonó y lo encomendó a la Virgen María. Después de recibir los santos sacramentos y demás auxilios de la religión entregó santamente su alma a su Creador.

En octubre de ese año habría cumplido 12 años. Alejandro Serenelli se arrepintió, hizo penitencia y llevó una vida cristiana hasta que murió, siendo ya anciano.

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